¿Qué está pasando con el vino en España? Los vinicultores piden ayudas para gestionar excedentes tras la caída de consumo en 2022
El Gobierno de coalición sigue inmerso en el debate sobre cómo reducir el impacto de la subida del precio de los alimentos. De hecho, el lunes 20 de febrero el Ministerio de Agricultura reunirá al Observatorio de la Cadena Alimentaria para analizar la situación. De momento, las consecuencias de la inflación ya se están notando, por ejemplo, en el consumo de vino en España, que ha ido cayendo en los últimos meses. Hoy bebemos menos que hace un año y eso está condicionando también el trabajo de los viticultores.
En Newtral.es hablamos con asociaciones del sector, que denuncian la “situación preocupante” que están viviendo.
Cae el consumo de vino en España un 8% en diciembre
En España bebemos menos vino que hace un año. El consumo cayó un 8,2% en diciembre de 2022 con respecto al mismo periodo del año anterior y bajó hasta los 9,59 millones de hectolitros, según el último informe de la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE).
España no registraba una caída así desde agosto de 2021. La OVIE esperaba un repunte del consumo durante 2022, pero “la incertidumbre comercial” derivada de la inflación “ha puesto fin a la recuperación postpandemia” que se había iniciado en los primeros meses del año.
La subida del precio y el calor excesivo en verano, claves en la caída del consumo de vino
“Nosotros achacamos el descenso del consumo de vino al encarecimiento de la vida. Al final, no es un producto esencial; no es de lujo, pero a la hora de abrocharse el cinturón, el consumidor puede prescindir de él“, como apunta a Newtral.es José Manuel Delgado, técnico responsable de Vino de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
En enero de 2023, el vino se encareció un 9%, según el IPC del INE. Ha sido el enero más caro de toda la serie histórica. De hecho, es uno de los productos que se ha quedado fuera de la rebaja del IVA que aplicó el Gobierno en enero a los alimentos básicos.
“Este escenario preocupante está evidenciando la grave crisis que vive el sector, que tiene que lidiar con unas condiciones del mercado a la baja. Y en ese sentido, el incremento de los costes de producción, incluyendo el precio de la energía, los fertilizantes o el agua, ha afectado sobremanera”, según Delgado, que denuncia que todo esto acaba anulando la capacidad de los vinicultores de negociar el precio de venta de cada botella.
Pero hay más. “Tenemos un problema con las olas de calor. Este verano tan intenso que hemos tenido ha desincentivado el consumo del vino frente a otras bebidas como la cerveza. El vino, en general, es un producto complicado en esa época porque se identifica como un producto que no refresca tanto”, aunque hay variedades que sí lo hacen, apunta Delgado. “Lo que nos preocupa más”, asegura, “es el descenso en la temporada de otoño e invierno, cuando normalmente el consumo tira hacia arriba”.
La situación en España no es excepcional. El consumo también está cayendo “de manera importante” en otros países de la Unión Europea, como advierte Delgado: “En Burdeos (Francia), por ejemplo, que es la meca del vino, los vinicultores están pidiendo poder destilar más vino e incluso están solicitando el arranque de viñas”.
La gestión de los excedentes: de la cosecha en verde a la destilación
La caída del consumo también ha provocado ciertos desequilibrios en el mercado, cuyas consecuencias ya están notando los agricultores. En comunidades como La Rioja ya están pidiendo al Gobierno ayudas para poder gestionar el excedente de las cosechas, todo el vino o las uvas a los que no son capaces de darles una salida.
Coincidiendo con la visita del ministro de Agricultura, Luis Planas, a la región, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) solicitó al Ejecutivo ayudas para “desatascar” estos excedentes. ¿Cómo podría hacerse? A través, por ejemplo, de la vendimia en verde, como ya pidió en enero la asociación a la Consejería de Agricultura de Castilla y León.
Esta técnica consiste, básicamente, en “quitar racimos antes de la vendimia para reducir la producción”, aunque, como explica Delgado, “no es suficiente con esta medida”.
El Gobierno publicó en octubre de 2022 un real decreto que permite realizar esta práctica “en caso de ser necesaria (...) ante posibles situaciones de desequilibrio entre la oferta y la demanda” de vino. De hecho, el ministerio fijó esta semana una línea de ayudas de 15 millones de euros a las comunidades autónomas que solicitasen querer hacerla.
Otra posibilidad es limitar la producción a un número determinado de kilos por hectárea en el caso, por ejemplo, de los vinos de Denominación de Origen, incentivar su “consumo responsable” o destinar parte de la producción a la destilación (sacarle el alcohol para hacer otras bebidas).
Fuentes
José Manuel Delgado, técnico responsable de Vino de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA)
Informes de la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE)
Índice de precios de consumo (INE)
Información de Euronews sobre la situación de los viticultores en Francia